(ojo con las cifras, pizzas locales tienen más de la mitad del mercado)
La competencia, esa palabra que a muchos asusta y que a otros tantos definitivamente nos pone de buenas y hasta brincar de gusto.
Hoy en día sin duda, somos consumidores exigentes, sin tiempo, informados y poco leales a nuestras marcas. Tan sólo basta con que recuerdes la última vez que estuviste en el pasillo de lácteos y simplemente al no ver la marca de leche que siempre compras optaste por probar otra.
La pregunta es ¿existirá una fórmula para echar a perder tu negocio? Me atrevería a decir que es absurdo el planteamiento (¿a qué empresa en su sano juicio le gustaría perder dinero? ¡A NADIE!) pero muchas marcas exitosas lo han hecho y sólo basta con contar lo que observé en mi barrio hace pocos días.
Durante más de 15 años, una reconocida marca de pizzas (esas que te garantizan que si tu pedido no llega en menos de 30 minutos es gratis) tuvo a sus pies un mercado de varios fraccionamientos y de varios ingenuos que pasábamos por ahí y no resistíamos la tentación de comprar algo.
En ese gran lapso de tiempo, por lo menos en mi experiencia pocas veces cumplieron la garantía de entrega (porque sólo tenía dos motocicletas), en dos ocasiones (por cierto una de ellas con una tormenta espantosa, pero era mayor mi hambre) tuve que salir de la comodidad de mi hogar e ir al mostrador y sí molesta, preguntar si sus teléfonos no funcionaban porque nadie me respondía, y claro las pobres chicas sólo reían y decían “qué raro si acabamos de tomar un pedido”.
Y entonces bendita competencia ¡llegó el Pequeño César! La verdad había pasado muchas veces y jamás me imaginé que dentro de la misma zona abrirían una pizzería y así fue.
Jamás olvidaré aquel sábado a inicios del mes de octubre cuando por fin abrieron, los de “enfrente” ya con pleno conocimiento de que su monopolio se habría terminado , comenzaron a realizar varias actividades como las siguientes:
- Compraron más motocicletas para poder , ahora sí garantizar el tiempo de entrega.
- Tenían a personal específicamente para atender llamadas y no hacer pizzas al mismo tiempo.
- Colocaron unas botargas muy cercanas al lugar del “Pequeño César” y ofrecían las mismas promociones que la marca recién llegada.
En fin, casi lo único que les faltaba era regalar su producto e implorar que ¡no te fueras! y sí señores, la dictadura de los “dados” habría iniciado su fin.
Pero bueno estamos hablando de dos marcas que tienen un presupuesto publicitario bastante holgado, pero echemos un vistazo a la pequeña marca de pizzas que también reaccionó ante la llegada del “Pequeño César”.
Sin pensar mucho, Pizza Azteca (ésta si la menciono porque no tiene el recurso de pagarnos, las otras dos sí ) compró banderitas, colocó un anuncio más grande ,a la fachada le dio una ”manita de gato” y colocó mesas y sillas para que ahora sí pudieras quedarte a comer en su establecimiento, cosa que antes no sucedía y por supuesto mantuvo la misma promoción que las otras dos marcas.
No tengo idea del por qué habiendo tenido un mercado cautivo y a sus pies una marca tan importante nunca hizo nada hasta que llegó alguien que dijo “¡hey puedo hacer mejor las cosas!”, empezando porque la pizza te la dan en ese mismo instante no tienes que esperar, las promociones son bastante buenas y para cerrar con broche de oro tienen auto-servicio, así que si vas en pijama no te preocupes, no necesitas bajarte porque todo lo haces desde tu automóvil.
Considero que al final los beneficiados somos los consumidores y no dejemos nunca de opinar , exigir, porque todo en conjunto lleva a las marcas a superarse a si mismas y que les quede muy claro, si no encuentro mi marca (sea el producto que sea) hay una decena de otras marcas que están abriéndome los brazos y me dicen “Bienvenida yo sí te puedo atender” , mucho cuidado con confiarse demasiado y no actuar en el instante porque lo pueden perder todo, y sí que SALVE LA REINA COMPETENCIA.
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